Embodiment, trauma y terapia somática

El embodiment es esencial para desarrollar una práctica de liberación corporal (disfrute en el cuerpo, liberarnos de toda creencia limitante en torno a nuestro auto cuidado y liberarnos de los estereotipos de belleza)
En la terapia somática corporal para el trauma, trabajamos con el sistema nervioso para superar las cosas difíciles que nos han sucedido y se expresan en nuestro cuerpo.

Las experiencias y condiciones traumáticas rompen la seguridad, rompen la conexión natural con nuestro cuerpo y debilitan la dignidad.
El trauma es lo que sucede en el cuerpo como resultado de una experiencia o una serie de experiencias que se sintieron fuerte, demasiado rápido o, por el contrario, no lo suficiente. El trauma es tanto biológico como psicológico: es nuestro sistema nervioso autónomo (SNA) el que está siendo secuestrado porque lo que experimentamos está más allá de nuestra capacidad de afrontarlo en ese momento. Estas experiencias de vida dolorosas, especialmente cuando ocurren a una edad temprana, pueden hacer que las personas se sientan negativas sobre sí mismas, sobre otras personas y sobre el mundo.

Acá también es donde el cuerpo responde en “lucha o huida” (fight or flight), esto hace que la rama simpática, nervios que se originan en la columna vertebral, también controla la respuesta de “lucha o huida” (PARA LEER HAZ CLICK AQUÍ). El nervio principal de la rama parasimpática es el nervio vago, que se origina en el tronco encefálico. Según lo que se conoce como teoría polivagal, el nervio vago tiene dos vías: la vía dorsal más antigua, que heredamos de nuestros ancestros vertebrados, y la vía ventral, que se desarrolló más recientemente en la evolución de los mamíferos. Cuando se activa nuestra vía dorsal vagal, podemos “congelarnos”, cerrarnos o disociarnos. Cuando se activa nuestra vía vagal ventral, nos sentimos seguros y comprometidos socialmente.

¿Cómo esto aplica a la Nutrición?
Recomendar dietas restrictivas, incluso si son médicamente necesarias, a pacientes que fueron discriminados por su peso y les sirvieron porciones de comida más pequeñas que sus hermanos puede desencadenar una respuesta al trauma, mientras que podría no hacerlo en pacientes que crecieron en un ambiente alimenticio “normal” con un cuerpo socialmente “aceptado“.
También esto se ve en personas sobre todo MUJERES que crecieron con madres que estaban constantemente preocupadas por el físico y la comida, y/o comentando sobre el cuerpo tuyo y de otras mujeres.

Los trastornos gastrointestinales funcionales (GI): síntomas gastrointestinales, incluido el síndrome del intestino irritable, a menudo coexisten con trastornos psicológicos como ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático. Se propone que estas condiciones tienen un origen neurobiológico común de trauma, especialmente trauma en la infancia. Las experiencias que causan respuestas de lucha, huida o congelación también pueden causar desregulación del tracto gastrointestinal y los síntomas gastrointestinales funcionales pueden fluctuar con los estados emocionales y las tensiones de la vida.

Y esto también va a ser relevante para la base del tratamiento: relación con el cuerpo y por consecuencia con la alimentación.

La atención informada sobre el trauma es relevante para todos y cualquier persona que sea un ser humano que trabaje con otros humanos, ya sea que nosotros, o ellos, se identifiquen como si hubieran experimentado un trauma.
Esto implica:
- Desarrollar una relación con tu cuerpo en el momento presente.
- Aprender a regular tus emociones
- Construir herramientas para manejar la ansiedad
- Comprender cómo viven los patrones de supervivencia dentro de el sistema nervioso.
- Permitir que esos patrones de supervivencia se muevan
- Desarrollar herramienta que el trauma y la opresión no te permitieron tener (límites, conexión mutua, resiliencia)
- Desarrollar conciencia corporal